El saludo entre Juan Carlos I y el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, en Abu Dabi ha despertado cierta conmoción internacional. El gesto no solo fue visto con los ojos de España.

La fotografía con la persona que supuestamente ordenó el asesinato del periodista Yamal Khashoggi en la embajada del país en Turquía, según la CIA y distintas investigaciones, ha causado un gran revuelo.

La situación para con la fotografía no era realmente la mejor, ya que el príncipe se encuentra bajo el rechazo de la comunidad internacional, donde con obvios motivos se lo acusa del asesinato de un periodista. La realidad es que en el trasfondo, Mohamed bin Salman es uno de los principales inversores en armamento producido en España, principalmente en los navíos de guerra que se fabrican en puerto sur de Navantia. Más allá de las palabras de todos los primeros lideres de los gobiernos de la UE en castigar las acciones de Arabia Saudí, el único país que cancelo su venta de armas con esta nación fue Alemania.

Podemos e IU la han criticado y el Gobierno, PSOE y PP han optado por guardar un elocuente silencio. En otra situación, es decir, fuera del oficialismo, es probable que el PSOE hubiese tomado una critica mucho más combativa para con esta actitud del Rey Emérito. Más aun para con la venta de acorazados. Pero hoy la realidad indica que es importante para el presupuesto continuar con la venta de armamento y no cuestionar estas alianzas que económicamente son tan fructíferas.