Los problemas hepáticos en perros y cómo prevenirlos

Cuando hablamos de hepatitis crónica canina (HCC) en realidad nos estamos refiriendo a un grupo de enfermedades hepáticas que e caracterizan por presentar necrosis e inflamación, además de que suele desconocerse qué provoca estos problemas.

En la actualidad se encuentran unificados los distintos criterios o definiciones en cuanto a la HCC. Entre las causas principales que más se han estudiado hasta el momento, se cree que este problema está relacionado a los acúmulos de cobre en el interior de los hepatocitos.

Es normal que la hepatitis crónica canina pueda evolucionar hasta convertirse en cirrosis. Las razas que presentan este problema con mayor frecuencia son:

  • Cocker Spaniel y Americano
  • Doberman
  • White Terrier
  • West Highland
  • Bedlington
  • Caniche
  • Labrador Retriever

Tratamiento para la hepatitis canina crónica

Hay ciertos protectores hepáticos para perros que puedes conseguir en el mercado, pero recuerda que deben de haber sido recetados por un veterinario para que puedas estar seguro de que le estás dando a tu perro un medicamento que le servirá. 

Los tratamientos suelen estar basados en quelantes de cobre (trientine y penicilina) en la raza Bedlington Terrier, mientras que en el resto de razas el soporte para el tratamiento puede ser una buena alimentación baja en cobre.

Recuerda que para evitar que el problema evolucione a algo mucho más serio como una cirrosis hepática, lo mejor es una detección prematura.

¿Cuáles son los síntomas de la hepatitis crónica canina?

Lo primero que se tiene que saber es que lo más común es que se presenten síntomas clínicos que no son muy específicos, motivo por el que esta enfermedad suele detectarse cuando está más avanzada al realizar un análisis de rutina.

Los perros que sufren de HCC asociada a los acúmulos de cobre suelen desarrollar los signos clínicos más tarde durante el curso de la enfermedad, además de que el cobre puede empezar a acumularse desde los 6 meses de edad en ciertas razas.

Entre los principales síntomas podemos destacar los siguientes:

  • Cuando no tienen un fallo hepático los perros suelen mostrar falta de apetino, pérdida de peso, vómitos y letargo.
  • Cuando tienen fallo hepático o cirrosis suele haber diarrea, poliuria, debilidad ascitis, ictericia y, en casos más raros, convulsiones.

Pruebas diagnósticas

Para poder encontrar este problema se pueden realizar una serie de pruebas diagnósticas:

  • Laboratorio: los análisis de laboratorio pueden llegar a a mostrar alteraciones del hemograma (trombocitopenia, anemia, leucocitosis), alteraciones bioquímicas (elevaciones de transaminasas, hipoalbuminemia, hipocolesterolemia) y coagulopatía (alargamiento de PT y APTT).
  • Ecografía: es posible que se lleguen a observar masas, microhepatía, cambios biliares y anomalías venosa, asociados a alternaciones histopatológicas más específicas. Sin embargo, las ecografías pueden tener limitaciones importantes al momento de predecir la enfermedad hepática.
  • Histología: por medio de la biopsia hepática, que es realmente fundamental para el correcto diagnóstico de la hepatitis crónica canina. Se puede ver la gravedad por medio de la necro-inflamación (yendo de mínima, moderada a grave) y la cronicidad de la extensión de la fibrosis.

Recuerda que la mejor forma de mantener a tu mascotas saludables es llevarlos de forma periódica al veterinario para que este pueda encontrar a tiempo algún síntoma o problemas en la salud de tu perro.

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